Crónica de la Peregrinación:
Del 12 al 14 de
octubre
de 2012 algunos jóvenes de la parroquia participamos en la peregrinación diocesana
que cada año organiza la Delegación de Infancia y Juventud para ofrecer el
Curso recién iniciado a Nuestra Madre la Virgen, en un santuario mariano de
España. Este año nos fuimos a visitar a Ntra. Sra. del Rocío, en Almonte
(Huelva).
Estuvimos alojados en la misma aldea del Rocío, en
la casa de la Hermandad de Palos de la Frontera, cuyo capellán es un sacerdote
de nuestra diócesis: D. Ángel Becerra.
Este
año es especial para la aldea, pues al celebrarse el denominado “Rocío Chico” (que
tiene lugar cada siete años), la imagen de la Virgen se ha trasladado al pueblo
de Almonte, distante algunos kilómetros de la aldea, donde residirá hasta una
semana antes de la Romería del Rocío, que se celebra el lunes de Pentecostés.
Vigilias,
rezo comunitario de la Liturgia de las Horas, exposición del Santísimo y, por
supuesto, la Eucaristía, fueron algunas de las actividades que realizamos los
peregrinos. Pero, sobre todo, fue una experiencia de compartir nuestra fe y
nuestra amistad, así como de conocer gente nueva de la diócesis.
Que
la Virgen del Rocío nos proteja este curso en todos nuestros trabajos y proyectos.
Testimonio de Elena:
Fue una peregrinación muy especial, como siempre, pero por varios motivos:
- Porque hemos podido poner todo el curso, nuestras ilusiones y fracasos, en definitiva, toda nuestra vida en manos de Nuestra Madre, la Virgen María, ¿quién cómo Ella?
- Porque más allá de escuchar "Colón" por todos los sitios dónde íbamos, verdaderamente el viaje a América y la valentía de aquellos hombres, nos ayuda a reflexionar sobre la evangelización. Ellos, como nosotros, tuvieron la tarea de dar a conocer a un Dios que los amaba y que ni siquiera sabían que existía. Estos nos anima a nosotros, muchos siglos después, a salir al encuentro de tantas personas que están tan cerca de nosotros, pero tan alejados de Dios. ¡Qué valor ir hasta los confines del mundo sin saber dónde iban! ¿No os parece? Nos pongamos excusas y salgamos a anunciar con nuestra vida que Dios es nuestro Salvador y nos ama.
- Además, al ir junto con los demás jóvenes de las parroquias que conforman la Diócesis de Alcalá, siempre nos ayuda a conocer a otros chicos que viven su fe igual que lo hago yo. Nos animamos mutuamente, como ya se hacía desde las primeras comunidades cristianas y aprendemos también a convivir, que no siempre es fácil, sobre todo cuando hay que repartir habitaciones, ¿verdad?
La peregrinación ha sido un tiempo de gracia que nos ayuda un poco más a seguir caminando en la gran peregrinación, regalo de Dios, que es nuestra vida.
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